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Impresión 3D: impacto social desde la ingenieria
Cuando pensamos en impresión 3D, lo primero que pensamos los ingenieros es la reducción de los tiempos y costes de fabricación de prototipos o la fabricación de productos a medida.
Sin embargo, además de la mejora de procesos y productos, la impresión 3D puede también servir para cubrir carencias en comunidades y aportar un beneficio social. Este es el caso de los proyectos de impresión 3D donde el objetivo es mejorar las condiciones de vida y proporcionar soluciones innovadoras a desafíos específicos; desafíos que enfrentan personas con recursos limitados.
Entre algunos ejemplos de estos proyectos encontramos la fabricación de prótesis asequibles, donde las impresoras 3D se usan para fabricar prótesis personalizadas a bajo costo para personas que de otra manera no podrían acceder a ellas.
Otro ejemplo es la fabricación de suministros médicos y dispositivos de asistencia, de gran impacto en comunidades donde el acceso a suministros médicos es limitado. Esto incluye dispositivos como protectores faciales, como los usados durante la pandemia de COVID, válvulas de ventilación, herramientas de diagnóstico médico. También sillas de ruedas y dispositivos de rehabilitación para personas con discapacidades y que enfrentan barreras de accesibilidad.
Los proyectos de impresión 3D en algunas comunidades pueden tener un impacto significativo al proporcionar soluciones innovadoras y asequibles a los desafíos que enfrentan sus miembros.
Os presentamos algunos ejemplos de proyectos de impacto social mediante tecnología de impresión 3D.
Prótesis impresas en 3D para los más vulnerables
Fuente: lionessesofafrica
Ukuhamba Prosthetics es una empresa sudafricana especializada en la fabricación de prótesis personalizadas utilizando tecnología de impresión 3D. Su objetivo principal es proporcionar soluciones de rehabilitación accesibles y de alta calidad para personas con discapacidades en Sudáfrica y en otros lugares.
En países como Sudáfrica los amputados no pueden permitirse prótesis que llegan a costar entre 20-100 mil dólares por lo que su fundadora, Sibongile Mongadi decidió lanzar un negocio de prótesis de bajo costo a partir de materiales reciclados. Se dio cuenta que uno de los factores clave era el coste de los materiales, por lo que decidió crear prótesis a partir de reciclados como el plástico de botellas de agua.
UkuHamba tiene como objetivo reducir la poca accesibilidad a las prótesis en Sudáfrica. Debido al alto coste y a los ingresos personales, sólo una de cada 3 personas tienen acceso a las prótesis que pueden mejorar su vida. No resolver este problema tiene otras consecuencias, como el abandono escolar entre las personas con discapacidad.
La empresa hoy en día se centra en la producción de prótesis de extremidades superiores e inferiores, diseñadas específicamente para adaptarse a las necesidades y los requisitos individuales de cada paciente. Utilizan tecnología de escaneo 3D para obtener modelos precisos de las extremidades afectadas y luego utilizan impresoras 3D para fabricar las prótesis personalizadas.
Ukuhamba Prosthetics se destaca por su enfoque en la personalización y la atención al cliente. Trabajan en estrecha colaboración con cada paciente para comprender sus necesidades específicas y diseñar prótesis que se adapten perfectamente a su cuerpo y estilo de vida. Además, ofrecen servicios de seguimiento y ajuste para garantizar la comodidad y la funcionalidad óptima de las prótesis a lo largo del tiempo.
La empresa también se compromete a mejorar el acceso a la rehabilitación y la atención médica para personas con discapacidades en comunidades desatendidas. Trabajan en colaboración con organizaciones locales y profesionales de la salud para llevar sus servicios a áreas rurales y urbanas donde las necesidades de rehabilitación son más urgentes.
Imprimiendo manos de 100 dólares contra la guerra
Fuente: 3dnatives
En la guerra de Ucrania muchos ciudadanos han sufrido lesiones como amputaciones y esto ha provocado una necesidad urgente de ayuda humanitaria. La impresión 3D ha surgido como una esperanza para retomar la normalidad en sus vidas.
Gerwin Smit, investigador de la Universidad Tecnológica de Delft en los Países Bajos, ha desarrollado prótesis asequibles y de alta calidad hechas a mano utilizando un método híbrido de impresión 3D y corte por láser.
Su sistema intenta mejorar la fiabilidad de muchas prótesis en el mercado que están impresas en 3D pero que se rompen fácilmente.
Con el corte por láser construyen un mecanismo mecánico dentro de la mano, para hacerlo más sostenible.
Gracias a la generosidad de la empresa social india Vispala y una empresa estadounidense tecnológica llamada Cisco, han donado 350 de estas prótesis a Ucrania.
Una silla de ruedas sostenible e impresa en 3D
Fuente: adaptado (Silla Go del estudio LayerLAB)
Según datos de Unicef y la OMS, más de 1.300 millones de personas con discapacidad en el mundo no tienen acceso a sillas de ruedas y en 2050 serán más de 3.000 millones los que precisen apoyo a su movilidad.
Ante este reto social, la estudiante española Ana Isabel Alvarado, ha encontrado la forma de hacer una silla de ruedas barata, sostenible y fácil de montar para países donde esto es un lujo.
Según comenta en el diario de León, la idea de este proyecto es formar a personal local para poder fabricar productos de asistencia que favorezcan la autonomía y la dignidad de las personas mayores.
El proyecto nace del trabajo fin de máster sobre Cooperación Internacional al Desarrollo de la Universidad de León, como respuesta a las condiciones de vida de adultos mayores en centros de día en la Ciudad de Barrancabermeja, Colombia.
Esta silla se fabrica con materiales de bajo coste como el PVC, aunque la idea es sustituirlo por otros más sostenibles incorporando impresoras 3D al proceso de montaje, para las uniones de las piezas. La solución técnica forma parte de los TFG de estudiantes de Ingeniería Industrial de diferentes universidades, pero Alvarado aporta el uso de materiales sostenibles y un manual de montaje tipo Ikea.
La impresión 3D se usa de manera amplia en la fabricación de sillas de ruedas, habiendo proyectos como el de LayerLAB donde, partiendo de unas mediciones biométricas, las impresoras fabrican los componentes como el asiento y reposapiés para adaptarse a la perfección al cuerpo de cada usuario.
Otro ejemplo es una silla de ruedas impresa en 3D usando poliuretano termoplástico. Para el asiento se usa plástico y resina, que amortiguan los golpes y también aseguran un mejor centro de gravedad para la persona. El sistema de Poliuretano Termoplástico actúa como un sistema de suspensión de articulación activo que mejora el confort, según el estudio de diseño Huber encargado de la silla «Go».
De igual manera este proyecto persigue una silla adaptada al usuario final, gracias a un mapeo del cuerpo de cada persona, unido a su peso, fisionomía o características de su discapacidad.